poemas vida obra roxana popelka

Poema Viajando Por La Autopista de Roxana Popelka



Los viernes por la tarde
en la autopista de la Y griega
siempre hay colapso.
Y ahora han puesto neones
que indican el número de
muertos que hubo
tal día como hoy
hace un año.
53 MUERTOS EL 15 DE OCTUBRE
DE 2003
?dice un luminoso-.
Y me da por pensar,
hoy que es viernes
y que voy por la autopista
de la Y griega,
en muchos de esos
53 que salieron despedidos
de sus coches a través
del parabrisas,
o que se quedaron
atrapados entre los
hierros, o peor aún
tetrapléjicos para siempre.



Poema Unos Del 38, Por Favor de Roxana Popelka



Qué hubiera ocurrido
si todas esas
niñas bien
de apellidos
compuestos,
de cabellos
claros y ojos
azules
se hubieran
dado cuenta
a tiempo
de que
ningún hombre
las salvaría.
Ahora no estarían
llorando por las
esquinas,
ni sentadas en
los bancos del
parque
en mitad del
invierno
dando de
merendar
a sus hijos
con ese ridículo
corte de pelo.
No las vería
-como las veo-
acobardadas
por la calle
-decepcionadas-
mirando tras
el cristal de un vulgar
escaparate
aquéllos zapatos
de tacón negros.
Tienen que ser
aquellos -reclaman
al dependiente,
que les vuelve a sacar
un 38.
O en el supermercado
arrastrando
el mismo carro
por tercera vez
esta semana,
y la lista de la
compra,
casi desgastada,
colgando de lo que
fueron sus manos blancas.
O mientras esperan
el semáforo
y cruzan la calle
ocultando su
despreciable
vida,
haciendo tiempo
en la peluquería…
Qué hubiera
sucedido si
no se hubieran
creído las
Supernenas
persuadidas
por cuentos de hadas
o por las finas revistas
de papel couché.
¿Qué fue
de todas ellas
de sus pequeños dioses
de sus altares
prefabricados?



Poema Sinceridad de Roxana Popelka



¡Qué cabrón
era Mick!
Decía que no
quería acostarse
conmigo porque
estaba gorda.
No estaba gorda,
Mick,
estaba embarazada.



Poema Regalo Con Sorpresa Exterior de Roxana Popelka



Quería darle
una sorpresa,
así que para su
cumpleaños le
regaló un seat
850, año 73.
Mi amiga estaba
entusiasmada y
como agradecimiento
sacó el carnet de
conducir y se
volvió dócil.
Ahora se
dejaba follar por
las mañanas,
justo al
amanecer, aunque
detestaba
esas erecciones
matutinas, y
los tipos de ese
calibre que
despiertan a
las chicas en
mitad de un
sueño.
Pero mi
amiga
-normal-
se hartó de
copular por
las mañanas
y devolvió
el Seat 850
del año 73.
Pero antes de
eso lavó el
coche, lo
dejó reluciente
y se lo puso en la
puerta,
en la mismísima
puerta, a
su dueño.
Desde entonces
mi amiga supo que
no habría más
erecciones
matutinas de
individuos
de ese
calibre, ni tampoco
más Seats
850, del año
73.



Poema Por Allí Se Ve El Desierto de Roxana Popelka



¿Qué significa la cuestión del dispositivo?
Entonces sí que no entiendo nada.
Creo en los comienzos
de una historia.
En una mesa amarilla,
teñida para asustarme.
En cuatro rotuladores;
verde, marrón, rojo y negro.
Creo también en los papeles
esparcidos sobre mi mesa,
y en la botella semivacía
que dejé olvidada no sé
cuando.
Podía ser todo más fácil,
más humilde, más
sencillo.
Y quiero que te laves,
que seas bueno,
que no me interrumpas
si digo algo
incoherente.
Quiero que me
observes mientras
duermo.
¡Quiero un
acontecimiento
memorable de una vez!
Pero nada de chistes,
nada de muecas inútiles.
Olvídalo.
Esto es lo verdadero:
Gestos
Palabras
Trazos y
Pompas de jabón.



Poema Pequeñas Comodidades de Roxana Popelka



Yo soy
mi propia secretaria
mi propia
cocinera
mi propia
modista.
Yo soy la que
escribe mis poesías
y mis relatos.
No tengo
ningún ayudante
que haga mis recados,
que ordene mis papeles
que ponga al día
mi trabajo,
que mande los
correos electrónicos,
que conteste a mis mensajes
o que hable
con quien haya que hablar.
Soy autosuficiente
y voy a seguir
siéndolo,
soy una mujer, ¡vale!



Poema Mis Vecinos de Roxana Popelka



Recuerdo a todos y a
cada uno de mis vecinos.
No sé sus nombres
pero sé cómo pisan.
Sé que tienen miedo,
sé que son unos cabrones
que llevan una vida
miserable, y
que no salen de casa.
Que tienen un trabajo
embrutecedor, y mienten
cuando dicen que
les encanta.
Mis vecinos son
una condena permanente.
Sé que cuchichean a
mis espaldas tratando de
averiguar cómo vivo.
Sé que me vigilan
cuando salgo del portal,
que fisgan por la
mirilla para saber
si vengo acompañada.
Que pegan el oído
a la pared del salón
y me oyen cuando
hablo sola.
¿Cuántas veces habré
mandado a la mierda
a mis vecinos?
Sé que sus vidas
se han acabado
– por completo-
y yo,
no voy a hacer nada
para cambiarlas.



Poema La Pieza de Roxana Popelka



Cuando nací me pusieron
una pieza de Lego
en mi mano
con una nota que decía:
sólo hay otra pieza
– de entre un millón –
que pueda encajar con la tuya,
podrás encontrarla
a lo largo de tu vida,
o no.
Esa pieza
está hoy a mi lado,
eres tú.



Poema La Noticia de Roxana Popelka



El telediario; la voz cansina del presentador
agonizando por la 2.
Y las vocecitas de los muñecos infantiles
que dan las buenas noches
a los niños menores de doce años.
Que esta noche, como todas las
demás, volverán a tener pesadillas.
Se agitarán sudorosos en
sus camas soñando con arañas
de 15 patas que atraviesan la habitación
remando en una canoa
con indios medio borrachos,
o en pozos, donde al final
siempre espera un dinosaurio.
Y a unos metros más allá
en la habitación de al lado
los vecinos discuten:
-Tú, te quedas con los niños, y yo, me quedo sola.
¿No te gusta esa idea, verdad? ?dice ella.
Y siguen hablando del poco tiempo libre,
y del trabajo, y de la colada que se acumula.
Después ella
se echa a llorar, como exhausta.
Oigo un portazo
que hace temblar
toda la casa.
Enciendo la televisión,
aparece el presentador del telediario,
con su voz cansina
agonizando por la 2.
Pero esta vez me quedo helada cuando
le oigo decir que
Superman,
el auténtico Superman,
ha muerto.



Poema El Mismo Discurso de Roxana Popelka



Conozco a un tipo
bastante vulgar, que
dice ser un
buen padre.
Es de esos que
se levantan
y trabajan,
aunque sólo para
medrar
un poco más
en la escala
social.
Una vez en casa
se vuelve cruel, duro
y egoísta,
y también amenazador.
Para él no existe
el término medio
?o estás conmigo,
o contra mí?.
He dejado,
hace ya mucho
tiempo,
de creer
en sus discursos
-impecables discursos-
Y ese mismo tipo
es el que ahora
intenta lavar su
imagen
comprándoles juguetes
a mis hijos
mientras busca
su autoestima
en mujeres que
lo engañan,
lo desprecian.
Aunque él
-yo lo sé-,
se siente guapo
se siente orgulloso
de ser un buen
?macho?.
Y ahora estoy
aquí sentada
pasando página,
tratando de
olvidar a ese
tipo desalmado
intolerante,
déspota.
Estoy aquí sentada
y veo el final;
el de un
auténtico fracasado.



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