Poema Jamás de Rubén Izaguirre Fiallos
Nunca nos amaremos,
jamás llegarás a quererme,
es imposible que algún día
estemos juntos.
A pesar de todo,
te espero a la misma
hora de la noche,
en el lugar de siempre,
aunque no llegués.
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Nunca nos amaremos,
jamás llegarás a quererme,
es imposible que algún día
estemos juntos.
A pesar de todo,
te espero a la misma
hora de la noche,
en el lugar de siempre,
aunque no llegués.
Hace unos
años
no pude
ser comunista,
porque estaba
ocupado
tratando
de ser un niño.
Después
de caminar
dieciséis kilómetros
en mi propio cuarto,
descubro
que sólo mide
dos metros de ancho,
por tres de largo.
Mi vida
es un espacio
en blanco;
en ella sólo cabe
el dorso de una hormiga
o el rostro miope
de mi hermano
diciéndome
adiós.
Mi mal
es volver
cada día,
por tu boca,
al país de las
maravillas.
Era un pequeño Tiburón
asilado en este océano
de concreto,
que respiró nuestro aire
y ya no vivió.
Nadó panza arriba
hacia el cielo,
fue a encontrarse
con Dios
antes que nosotros.
Imagínatelo,
ahora mismo está contándole
sus experiencias,
dándole gracias
por las aletas.
Pero su muerte me pareció
tan triste:
él, amo y señor
de todos los mares,
muerto así, sin honores,
solo,
en aquella pecera,
flotando en la nada,
frente a nosotros,
como un alga con cabeza.
No recuerdo
este lunar
que hoy
aparece en uno de mis brazos.
Estuve tomando café, ayer, hasta muy tarde.
Y quizá sea eso: un pequeño náufrago de café
que no pudo llegar hasta mis labios.
Mañana, lo interrogaré más despacio:
de qué planeta vino,
quién lo trajo,
que busca en mí;
si sabe algo de poesía
o conoce sobre las bellas artes;
si está aquí de vacaciones
o piensa quedarse.