Poema Naufragio de Salvador Espriu
¿Adónde huir? Sólo sombra, recuerdo,
oscuro dominio. Ciega y lenta, en triunfo
por calles de agua negra, la noche
ha besado este mármol.
Versión de José Batlló
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¿Adónde huir? Sólo sombra, recuerdo,
oscuro dominio. Ciega y lenta, en triunfo
por calles de agua negra, la noche
ha besado este mármol.
Versión de José Batlló
Mi viejo precio he de pagar, la muerte,
y hoy se me cansan los ojos de la luz.
Bajados con esfuerzo todos los escalones,
me adentran en dominios de la muerte.
En silencio me elevo rey de la noche
sabiéndome al servicio de doloridos hombres.
¡Ay! y ¿cómo guiar este dolor inmenso
hasta el cercado de las palabras de la noche?
Pasan el viento, el triunfo, el reposo,
entre hileras de llamas y de arqueros.
Cautivo de mis muertos y mi nombre,
en muro me convierto, camino de mí mismo.
Versión de José Corredor-Matheos
Cada mañana contemplo
dos pies de vencido dentro
de zapatos que ríen.
Si lo tengo cerca, la ropa
sobre los débiles hombros
refleja mi rostro.
¡Qué dolor de heridas
de piel y de carne viva,
tanto tiempo! Sin venganza
ni sentido ya, escucho
el paso y la fatiga
de un plebeyo en derrota.
El año entero utilizamos plumas
de velocísimos escribientes.
Cuando llega el verano, penetran,
por el balcón, moscardones.
En invierno, más tristeza
y cielos de frío. Y siempre
gime, escupe, tose.
Rehuso amarlo,
pese a los vuelos de ángel.
Pero le dejo dinero,
a un interés muy módico,
para el calzado preciso
al poco camino que queda.
Versión de José Batlló
Dolor del sueño, me alzo
cual fuente nocturna, por recibir
tu sed. Medusa,
ojos maternales. Te aniñas
para siempre, paz, al verme
desde recuerdos, nublados
veranos, espejos, navío
serenado por el mármol.
Versión de José Batlló
Desnuda, vencida,
por el esplandor del alba,
la viajera
llena de crímenes, inútil
y vacilante vuelo, falena.
Versión de José Batlló
Paso de cazador .
Siento cómo se acerca
por soles de otoño.
Lentamente, de esta
fuente de agua helada
ha bebido. Después
he mirado a lo alto.
Volaban halcones
sobre la certeza
de mi muerte.
Versión de José Batlló
En el fondo de los ojos tranquilos del mar
he visto el sueño
caído, roto, del templo
de un dios antiguo.
¡Ay, frío- mármol del tiempo, mi vida
que pierdo contra el hielo de las palabras!
Sobre la roca desnuda de la muerte,
sólo puedo ya lamentar la alta columna
de este dolor, un áspero, solitario
grito sin canto,
sin recuerdo del canto, mientras a la luz del día
se llevan las negras alas del ventisquero
por las cárceles del cielo, y me reflejan,
invitándome a partir, por un serenísimo
y profundo camino, los tranquilos ojos del mar.
Versión de José Batlló
Estalla tu risa, y miro
cómo crece en la garganta
un vulgar disfraz
de deseos metafísicos.
Ante mí, creerías
que pienso en ti, cuando siento
tan sólo pesadumbre de árboles,
salvajes clamores de sueños.
Te he visto llena de tristes
pecados y faringitis.
Mas, detenido para siempre
por fríos obstáculos de horas,
tanto da que te ame,
a ti o a cualquier otra.
Versión de José Batlló
El viento, los bosques
mueren besando la lenta
luz de la tarde.
Ejércitos de noche llegan
por los caminos solitarios.
Versión de José Batlló
Palidez. Súplicas,
hundido, con ávidos labios
de nieve, más cántico
instantes de abril. Todavía,
en cerco de noche, se debatían
los guerreros, música, púrpura,
frágiles recuerdos de sedas,
en tanto quedas inmóvil,
sin regreso del aire,
recia blancura que velo
Versión de José Batlló