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Poema El Jardín De Los Cinco Árboles de Salvador Espriu



Luego, cuando ya me había
causado mucho daño y casi
tan sólo podía sonreír,
escogí las palabras
más sencillas, para decirme
cómo pasó un momentáneo
oro de sol sobre la hiedra
del jardín de los cinco árboles.
Brevísimo amarillo, de puesta,
en invierno, en tanto caían
los últimos dedos del agua
serpentina, de altas nubes,
y el extraño tiempo me entraba
en prisiones de silencio.

Versión de José Batlló



Poema Despedida de Salvador Espriu



¿Quién conoce la grave partida
de hoy o de mañana,
o quién diría todavía
una palabra?
Sólo sonrío y pienso
en destruir el nombre
con el silencio.

B., 1934 – 1951

Versión de José Batlló



Poema Danza De La Muerte de Salvador Espriu



Por el diverso azar
de nuestro tiempo, la lluvia
sutil ha de juntarnos.
En la noche que escucha
arderán lentos cirios,
cera rebelde, ejército
desazonado por el lejano
orden de las serenas
patrias de luz, de los nobles
portadores del silencio.

Versión de José Batlló



Poema Cementerio De Sinera de Salvador Espriu



Digo adiós a los que quieran
mentirse perdurables
en el torrente. Cosechadas
son ya las flores, y se encalman
recuerdos, miradas, alas,
todo mi mar. Benigno
aire nocturno acerca
claridad de fuente, ocultas
voces del fuego. Por el fiel silencio
de nobles árboles
por mí amados, camino
al olvido, dejando atrás
amores, veleros, sufrimientos,
últimas señales de pasos.

Versión de José Batlló



Poema Árbol de Salvador Espriu



Yo te soñé, invisible majestad
que planea por la faz de todas las cosas.
Arraigado en el dolor de la ceniza,
un hombre tan sólo, te llevaba, sepulcro,
padre muerto, dentro de mí, en silencio,
y te llamaba con palabras de viento
de antiguos milenarios, que la ira encienden.
Nunca respondiste al clamor y me dejabas
en el miedo a la noche, fuego secreto, alta llama,
árbol Dios en la noche.

Versión de José Batlló



Poema A La Orilla Del Mar de Salvador Espriu



A la orilla del mar. Tenía
una casa, mi sueño,
a la orilla del mar

Altas proa. Por libres
caminos de agua, la esbelta
barca que yo guiaba.

Conocían los ojos
el reposo y el orden
de una pequeña patria.

Necesito contarte
qué miedo da la lluvia
en los cristales.
Hoy cae sobre mi casa
la noche oscura.

Las rocas negras
me atraen al naufragio.
Prisionero del cántico,
mi esfuerzo inútil,
¿quién me guía hacia el alba?

Junto a la mar tenía
una casa, mi sueño.

Versión de José Corredor Matheos



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