poemas vida obra v

Poema Viaje De Regreso de Jorge Carrera Andrade



Mi vida fue una geografía
que repasé una y otra vez,
libro de mapas o de sueños.
En América desperté.

¿Soñé acaso pueblos y ríos?
¿No era verdad tanto país?
¿Hay tres escalas en mi viaje:
soñar, despertar y morir?

Me había dormido entre estatuas
y me hallé solo al despertar.
¿Dónde están las sombras amables?
¿Amé y fui amado de verdad?

Una geografía de sueño,
una historia de magia fue.
Sé de memoria islas y rostros
vistos o soñados tal vez.

Sobre el botín del universo
-fruta, mujer, inmensidad-
se echaron todos mis sentidos
como ebrios corsarios del mar.

En un puerto, joven desnuda,
forma cabal, por fin te hallé:
en tu agua grande, estremecida
yo saciaba mi humana sed.

Luego fue la niña de trigo,
fue la doncella vegetal;
mas, siempre, desde cada puerta
me llamaba la Otra eterna!

Desde la nieve a la palmera
la tierra de ciudades vi.
Dios limpiaba allí las ventanas
y nadie quería morir.

Vi la seca tierra del toro
-postrer refugio del azul-
y el país donde erige el pino
su verde obelisco a la luz.

¿Soñé ese rostro sobre el muro,
esa mano sobre mi piel,
ese camino de manzanas
y palomas, soñé, soñé?

¿Las bahías cual rebanadas
de una sandía de cristal
y sus islas como semillas
fueron un sueño y nada más?

¿Ceniza mortal este polvo
que se adhiere aún a mis pies?
¿No fueron puertos sino años
los lugares en donde anclé?

En los más distintos idiomas
sólo aprendí la soledad
y me gradué doctor en sueños.
Vine a América a despertar.

Mas, de nuevo arde en mi garganta
sed de vivir, sed de morir
y humilde doblo la rodilla
sobre esta tierra del maíz.

Tierra de frutas y de tumbas,
propiedad única del sol:
Vengo del mundo -¡oh largo sueño!-
y un mapa se enrolla en mi voz.



Poema Versión De La Tierra de Jorge Carrera Andrade



Bienvenido, nuevo día:
Los colores, las formas
vuelven al taller de la retina.

He aquí el vasto mundo
Con su envoltura de maravilla:
La virilidad del árbol.
La condescendencia de la brisa.

El mecanismo de la rosa.
La arquitectura de la espiga.

Su vello verde la tierra
sin cesar cría

la savia, invisible constructora,
en andamios de aire edifica
y sube los peldaños de la luz
en volúmenes verdes convertida.

El río agrimensor hace
el inventario de la campiña.
Sus lomos oscuros lava en el cielo
La orografía.

He aquí el mundo de pilares vegetales
y de rutas líquidas,
de mecanismos y arquitecturas
que un soplo misterioso anima.

Luego, las formas y los colores amaestrados,
el aire y la luz viva
sumados en la Obra del Hombre,
vertical en el día



Poema Vendrá Un Día Más Puro Que Los Otros… de Jorge Carrera Andrade



Vendrá un día más puro que los otros:
estallará la paz sobre la tierra
como un sol de cristal. Un fulgor nuevo
envolverá las cosas.
Los hombres cantarán en los caminos,
libres ya de la muerte solapada.
El trigo crecerá sobre los restos
de las armas destruidas
y nadie verterá
la sangre de su hermano,
El mundo será entonces de las fuentes
y las espigas, que impondrán su imperio
de abundancia y frescura sin fronteras.
Los ancianos tan sólo, en el domingo
de su vida apacible,
esperarán la muerte,
la muerte natural, fin de jornada,
paisaje más hermoso que el poniente.



Poema Vuelo Antiguo de Jordi Doce



El vuelo de esta avispa
en el azul del aire, contra un fondo
de cipreses y falsas
columnas medievales, mientras Paula
desanuda con paso
azorado el jardín
y advierte fugazmente cada tronco,
la trama ensimismada
de setos y empedrados,
viene tal vez
de muy lejos, de un tiempo
anterior a los tiempos que recuerdo,
cuando el simple existir
de las cosas
se imprimía en los ojos
con limpieza, y el vuelo recto
y absorto de la avispa
era tan sólo acción y asombro,
humilde acontecer
como este fondo azul
que afirma a los cipreses
de repente crecidos,
igual que ahora Paula
con andar más tranquilo
se acerca hasta sus troncos
y levanta los brazos
(niña avispada)
respondiendo feliz a su saludo.



Poema Visita Del Grajo de Jordi Doce



El grajo que reposa en esta página
?el mismo que ha graznado en tantas otras,
profetizando noches, carencias, desengaños?
no tiene constancia de su rango:
el frío del norte enciende su instinto
al azar por los caminos del aire,
pendiente de los hitos del insecto y la semilla.
Es grajo sin saberlo. No conoce
las ropas que le cuelga mi superstición,
los temores y equívocos que su vuelo despierta
bajo la terca lividez del cielo.
Vive ajeno de sí,
absuelto por un clima sin clemencia:
yo lo contemplo desde la ventana
de mi vieja inquietud.

El pulso punitivo de mi ensueño
construye un nido en esta página.
No sé si el grajo viene o es su sombra
la que ahora mira sin mirar, plegadas las alas,
con ojos que me juzgan transparente,
este grajo que trazo con mis dedos
y en el frío de marzo grazna su indiferencia.
El negro de sus alas rima con la pizarra
cuando de pronto tuerce el cuello
buscando no sé qué, tal vez una salida.
Ignora que fabulo su reposo
a fin de que él encarne mis temores.



Poema Viejo Poeta de Jordi Doce



Quien extravió la vida al recrearla
con secreta pasión, al hilo de palabras
que forjaron, tal vez, su limpio emblema,
vuelve a mirarte desde su cansancio,
donde la luz evita esas pupilas
que un antiguo fulgor encaneció.

El premio es la ceguera, el abandono.
Creer tocar la luz y que calcine.
No la paz satisfecha
que pudo confundir en otro tiempo
con la sabiduría o su inminencia,
cuando saber es la palabra
que nombra la derrota del deseo,
el temblor de unas manos en el aire.



Poema Viento De Octubre de Jesus Hilario Tundidor



María Teresa, ahora
vira el viento, viene el viento, zumba
en mi frente, trae
sólo sonora soledad rumba
sonora, mísera
materia del olvido, y bisbisea, abre la urna
del corazón, irrumpe
lento, ciego, como si fuese un silbo
solo o como una
sola
luz
gastada. Crece. Luz
recobrada fluye, choca, tumba
el presente, hace
pura
la vida, pasa
como una horrible tolvanera oscura
sobre antiguos legajos, viejas
historias tristes, trastos
que fueron, puyas
dolorosas,
desvaídas vaguadas, cerros, dunas
que remueve, y encuentra
allá en el fondo de mi vida ida
una pequeña paz:
la de tu nombre.



Poema Vida de Jesus Hilario Tundidor



Como un andar. Tal vez
igual que un súbito y lejano
parpadeo o temblor de mies madura.
Como esta tierra puesta
al sol, al aire, a la mañana.
Es nuestra vida,
Mas, ¿quién llueve, quién es el que deshace
la esperanza de junio?

Como un andar. Como una
germinación que perderá su grano
desvanecida, inútilmente, en el tiempo.
Nunca igual que los túneles,
que el viajero aquél
que toma su billete a precio fijo.
Es nuestra vida.

Nunca como las aves,
como aquellos vencejos que dan giros
en el atardecer y llevan
para anidar, para incubar su puesta,
un respaldo de sol o piedra dura.

Es nuestra vida, como
ese ventico gris de la mañana.



Poema Voces Para Una Batalla (xiii) de Javier Barreiro Cavestany



sólo el murmullo del agua contra las rocas
letanía
meciéndome volveré sólo a casa (prometido)
el bastón
dónde habrá quedado el bastón
si tropiezo o intentan robarme… qué
qué tengo que todavía quieran… ¿Palinuro?
quién ha dicho Palinuro
a qué me suena ese nombre
¿a río… a fruto… a pájaro…?
o quizás a la ciudad flotante
arrastrada por las mareas del deseo he soñado
llegaban con anfibios metálicos y saetas invisibles
a conquistarnos en nombre de algún ideal oscuro
volvíamos a ser esclavos
número
hormigueo sin norte
herramienta en busca de una mano que la gobierne
no
no está escrito en ninguna parte:
circula como un terror ansiado en secreto
una daga afilada en la llama que ilumine
el rostro del otro
enemigo de mi voz el eco
en esta larga noche mientras dure
yo grito

(Madrid-Roma, 1990)



Poema Voces Para Una Batalla (v) de Javier Barreiro Cavestany



quién puede decirlo
quién quiso cómo fue cuándo
decidieron desertar los hogares para las fábricas
sacudir
el sopor de calles y de plazas
ahuyentar al dios que vigilaba el sueño y la razón
debieron de ser los mejores de nosotros sin duda
azuzados
por una fuerza desconocida
aún nadie logra explicar
aquella fiebre invadiendo las conversaciones
el llanto de las mujeres el precio de la sal
o acaso una muerte improvisa un desvío azaroso
del curso habitual de luchas y divisiones
una sequía
dio inicio a los preparativos y se dejó de hablar
de lo justo y de lo injusto
de mis miedos y tus rencores
los mejores
abrazaron la tempestad y el peligro
porque el mar estaba allí esperando
ser cortado agredido violentado
para vomitar el fruto que aridece nuestros campos
el orden en el que nadie cree ya entonces
estaba infecto de cálculos y secretos aprisionando la
risa
desnudez
en busca de un nuevo sentido
puedo decirlo
tantas veces lo he sentido dentro de mí
todo es aire vuelo
en el que me despeño sin sombra de raíz
ala despegando de las chatas costas de esta isla gris
huida furtiva en nave de piratas…

si quedaran mares para piratas
si el oleaje no me diese náuseas
abandonaría la casa materna
que con rabia antigua me posee
misteriosa corriente:
ya no se remonta



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