poemas vida obra v

Poema Vive de Idea Vilariño



Aquel amor
aquel
que tomé con la punta de los dedos
que dejé que olvidé
aquel amor
ahora
en unas líneas que
se caen de un cajón
está ahí
sigue estando
sigue diciéndome
está doliendo
está
todavía
sangrando.



Poema Vas Creciendo Sombra A Sombra… de Homero Aridjis



Vas creciendo sombra a sombra
abril se desvanece en tus cabellos
papeles sin sueño habitan en los parques
el día negro es una estrella acuática

La iluminación tiene alas del camino
en los muros no pesa el aire
el rostro de la noche en la ventana
es un ser dormido que despierta

Hay un tiempo desvelado que te esconde
y un fantasma que te hace recordar

La primavera oficia en secreto
un diálogo de niños
y en el cuenco de tus manos
pueden volar los pájaros

El mundo es gris en tus pupilas
es un cuerpo desnudo
que se apoya en los párpados

Elástica la luz se cumple en otro asombro

Sólo tu voz rompe la bruma

Vas creciendo sombra a sombra



Poema Visitante de Hilario Barrero



Diciembre herido se congela entre

algodones sucios de una nieve extranjera,

mientras el viejo Bill se muere en Brooklyn.

Perros de soledad ladran a su mirada

de cartón mordiendo envenenados

los cristales vidriados de su vida.

Renegando ser viejo, Bill, tirita

y el zumo de manzana le condecora

su pecho lleno de óxido y metralla.

Un visitante misterioso entra,

se detiene en la ribera de la cama

fulminando la decadente escena

con su hermosa presencia.

Trae consigo la fuerza de la calle,

el ruido del vivir, la juventud,

la agresiva insolencia de su sexo,

el gozo más urgente del amor

y entre el azul lejía de su blusa

dos volcanes de lava se desbordan.

Bill le mira por un instante, tiembla,

(la toma de París, la muerte de su hija

calcinada, el divorcio de Peggy…)

maldice ser un muerto, estar amortajado

y lucha inútilmente por romper

las cadenas de oxigeno y de sangre

que encarcelan sus huesos de carbón.

Desaparece el cuerpo y huele a azufre,

infierno y carne achicharrada

en la habitación 308

del Kings Highway Hospital en Brooklyn,

donde Billy se abrasa lentamente

rodeado de tubos y de cables

en la fría mañana de diciembre.



Poema Violencia de Hebert Abimorad



En la sombra de mi espejo
se oyen palabras lejanas
que suelo acallar
ellas se retiran avergonzadas
y corren
es entonces
que me arrepiento
y las persigo
pero nunca les doy alcance
y no me queda más
que el uso del silencio
como medio de expresión
que entonces guarda para sí
una explosión de palabras ininteligibles.



Poema Visitación A Las Islas de Guillermo Pilía



Aire de siglos inundaba las avenidas populosas,
los altos campanarios, los árboles
inmortales de la infancia. Con el fresco de la hora
perfumaban los comercios, los puestos de fruta
y el pregón de los feriantes matutinos.
Bienaventurado
quien podía gozar de aquella mañana
con ojos transparentes.

No tardarían las fiestas: el alma se preparaba
como para un día de campo,
de visitación a las Islas;
la iglesia adquiría un rumor de bienvenidas.
Bienaventurado cuando gozaste de aquella mañana
con ojos transparentes, cuando recordaste
como un viejo cuento perdido en la memoria
la parábola del Pródigo



Poema Viejas Raíces Empolvadas de Guadalupe (pita) Amor



Son mis viejas raíces empolvadas
la extraña clave de mi cautiverio;
atada estoy al polvo y su misterio,
llevo ajenas esencias ignoradas.

En mis poros están ya señaladas
las cicatrices de un eterno imperio;
el polvo en mí ha marcado su cauterio,
soy víctima de culpas olvidadas.

En polvorienta forma me presiento
y a las nuevas raíces sobresalto
he de legar, con mi angustioso aliento.

Mas conquistando el aire por asalto,
nada tengo que ver con lo que siento,
soy cómplice infeliz de algo más alto.



Poema Viento de Griselda Álvarez Ponce De León



¡Qué fantasma es el tuyo! Qué presencia
derrama exacto cuando lo convoco:
reconstruye tu olor, tus pasos, toco
la superficie de tu residencia.

¡Qué forma de copiarme tu apariencia!
Qué completo tu abrazo si lo evoco
y cómo se disuelve poco a poco
en esta larga noche de la ausencia.

Y así ?paloma en llanto la neblina?
se sacude la noche despeinada
mientras que tu fantasma se esfumina.

No sé si fue tu sombra enamorada
la que dentro hoy se me ilumina.
Afuera: viento sólo viento. Nada.



Poema Vida de Griselda Álvarez Ponce De León



¡Qué difícil pensar de tan contenta,
no se puede escribir de tanta dicha!
a pío y canto el ave se encapricha
y vuela saboreando la tormenta.

Brota el renuevo y en la rama alienta
una explosión de júbilo predicha.
En lluvia y cal alivia su desdicha
la rosa estéril que vivir intenta.

Una paloma en leche se retiñe
y de tan alba nieve se alborota.
Todo está bien. El sol no se destiñe.

Que los tristes mastiquen su derrota,
yo muero de la risa que me ciñe,
bocanada de vida que me brota.



Poema Vello de Griselda Álvarez Ponce De León



Césped infante cubre tu llanura
a tornaluz tal vez rubio de paja
que ahí donde la luz se resquebraja
en bosque limitado se inaugura.

Alfombra tierna, dime ¿de qué hondura
nació la sangre que en tu piel trabaja,
para que germinaras con ventaja
y más seda se hiciera tu envoltura?

Sutileza del aire con que roza
tu ligero vellón en desaliño,
quizá en algún lugar selva tortuosa,

quizá en algún lugar prado lampiño.
A mis dientes corderos suelto ansiosa
para que trisquen en tu césped niño.



Poema Vocales Para Hilda de Gonzalo Rojas



La que duerme ahí, la sagrada,
la que me besa y me adivina,
la translúcida, la vibrante,
la loca
de amor, la cítara
alta:

tú,

nadie
sino flexiblemente
tú,
la alta,
en el aire alto
del aceite
original
de la Especie:

tú,

la que hila
en la velocidad
ciega
del sol:

tú,

la elegancia
de tu presencia
natural
tan próxima,
mi vertiente
de diamante, mi
arpa,
tan portentosamente mía:

tú,

paraíso
o
nadie,
cuerda
para oír
el viento
sobre el abismo
sideral:

tú,

página
de piel más allá
del aire:

tú,

manos
que amé,
pies
desnudos
del ritmo
de marfil
donde puse
mis besos:

tú,

volcán
y pétalos,
llama;
lengua
de amor
viva:

tú,

figura
espléndida, orquídea
cuyo carácter aéreo
me permite
volar:

tú,

muchacha
mortal, fragancia
de otra música
de nieve
sigilosamente
andina:

tú,

hija del mar
abierto,
áureo,
tú que danzas
inmóvil
parada
ahí
en la transparencia
desde
lo hondo
del principio:

tú,

cordillera, tú,
crisálida
sonámbula
en el fulgor
impalpable
de tu corola:

tú,

nadie: tú:

Tú,
Poesía,
tú,
Espíritu,
nadie:

tú,

que soplas
al viento
estas
vocales
oscuras,
estos
acordes
pausados
en el enigma
de lo terrestre:

tú.



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