Poema El Jugador de Washington Benavides
supo jugar el ajedrez con el Diablo
sin abandonarle jamás ninguna
pieza grande.
Sir Thomas Browne
Necesito saber (Fausto, Sir Thomas)
sin influencias de Madona Luna;
sin la alquímica busca de fortuna;
sin salamandra o piedra en las redomas;
Esta hoja verde, el hueso recubierto
de fina piel y carnes deleitosas;
el grito desolado en aquel huerto:
¿sólo negras simientes de las fosas?
¿Es la Naturaleza el artificio
de Dios? ¿Y es ésta luz sólo su sombra?
¿Una entrega absoluta es fino vicio;
y qué del cátaro, del albigense?
He jugado con el que nadie nombra
y entablamos. ¿Quién vence, nos convence?
De «Poesía» 1959-1962