poemas vida obra y

Poema Yo Soy Ese de Maurice Echeverría



Yo soy ese que se suicida en las esquinas.
Es cierto. Yo soy eso que se corta
con las orillas de su tiempo,
con el grito de las miradas,
de las escaleras,
de los insignes idiotas,
de los susurros anónimos.

Algo se parece al silencio. Algo o todo.
Aquí, en la ciudad, en esta ciudad
hecha de dientes mudos y gastados,
no es difícil discernir otra provincia de la noche,
otro minuto de la fábula que ya nadie
recuerda del todo, que ya los niños envidian.

¿Qué es lo que esconde la sangre
que se ha secado y no dice nada y está quieta?

Eso que camina con mirada dormida,
eso que se suicida en las esquinas soy yo
o algo parecido a mí: mi fiebre.

Sin ruido, pura de silencio,
una sombra se mira y se gasta.



Poema Yo, Aquí de Maurice Echeverría



Yo,
aquí,
entre las torturadas guitarras,
entre otros ciegos convocados,
ciegos
vecinos de los vasos
constantes,
pobres locos amarillos
que aturden la noche
elemental.

Qué sitio de mudos muros,
de muerte decorada en la soledad
y en las pastillas.
Qué desierto de niños con asco
y ecos.
Qué tren de luces heridas,
qué perra pronunciación
de los bordes.

Qué ruido.



Poema Yo No Tengo La Culpa de Matilde Alba Swann



Yo no tengo la culpa
de amar tenaz la sombra de las cosas que fueron,
y sentir la impaciencia del misterio que ronda,
y vibrar la certeza de la luz que fulgura.
Yo no tengo la culpa de quedarme conmigo
en la hora del brindis, del laurel, de la espiga,
en refugio de infancia, en retorno de escuela,
en regreso a la tierna canción adormecida.
Yo no tengo la culpa de sumarme a la noche,
de soltarme en los techos en congoja de lluvia,
de morir de vergüenza con aquél que se humilla,
de quemarme en la fiebre mortal de los enfermos,
de dolerme en las hojas pisoteadas de otoño,
de gemir en las ramas de bramar con el viento.
Yo no tengo la culpa de ser una partícula
del cuerpo de la pena,
del coraje, del sueño, del amor por la eterna
tristeza de los hombres.
Solo tengo la culpa
de reunir en mis versos el dolor que rezuman
esas cosas amargas que remuerden y acusan,
de eso tengo la culpa…!



Poema Ya No Te Quiero, Pequeña de Mario Montalbetti



Ya no te quiero, pequeña
ahora amo a los caballos.

Mañana amaré a las islas
y pasado será alguna ave.

(Tal vez en tres años
te vuelva a amar).

Y luego serán las vacas
pintas y luego serán
los minerales ?tú sabes, el
cobre, el hierro, el?
y luego serán las ciudades
(alguna que otra jirafa)
y luego los puentes.

Antes un arcoiris que amarte, pequeña,
ya no te quiero
ahora amo a una mujer
que disuelve sus cuerpos
en las lluvias del otoño
iluminada/ anudada/ inundada
por el neón brillante
del poste de alumbrado público.

(Oh pequeña)
ya no (te quiero
Oh mujer)
ya no te quiero

sólo amo a las calles que me alientan
hacia la noche mientras la noche
ya no es noche sino mar y el mar
tumba de sonámbulos océanos, licor.



Poema Yo Me Pregunto, Madre… de Marilina Rebora



Yo me pregunto, madre: ¿No se gasta la pila
que la sutil luciérnaga para alumbrarse tiene?
¿Y tampoco concluye ?cuando la araña hila?
el misterioso ovillo que encubierto mantiene?

¿En qué forma se ensartan anillos las orugas;
bolitas coloradas ?por ojos? los conejos;
abrigos con recuadros se buscan las tortugas,
y en lerda marcha atrás se mueven los cangrejos?

¡Saber! ¡Saber! ¡Saber! Si es cuello de algodón
el que se anuda el cóndor o si usa de almidón;
si el parlanchín lenguaje de la locuaz cotorra
es remedo del nuestro; si la pícara zorra
es tan inteligente como sabio mi padre
?aunque calla?, y tú cuentas cuánto pregunto, madre!



Poema Yariví Vii de Mariano Melgar



¿Con que al fin tirano dueño,
Tanto amor, amores tantos,
Tantas fatigas,
No han conseguido en tu pecho
Más premio que un duro golpe
De tiranía?

Tú me intimas que no te ame
Diciendo que no me quieres
Ay, vida mía,
Y que una ley tan tirana
Tenga de observar, perdiendo,
Mi triste vida!

Yo procuraré olvidarte
Y moriré bajo el peso
De mis desdichas.
Pero no pienses que el Cielo
Deje de hacerte sentir
Sus justas iras

Muerto yo tu llorarás
El error de haber perdido
una alma fina.
Y aún muerto sabrá vengarse
Este mísero viviente
Que hoy tiranizas.

A todas horas mi sombra
Llenará de mil horrores
Tu fantasía
Y acabará con tus gustos
El melancólico espectro
De mis cenizas.



Poema Yaraví de Mariano Melgar



¡Ay, amor!, dulce veneno,
ay, tema de mi delirio,
solicitado martirio
y de todos males lleno.

¡Ay, amor! lleno de insultos,
centro de angustias mortales,
donde los bienes son males
y los placeres tumultos.

¡Ay, amor! ladrón casero
de la quietud más estable.
¡Ay, amor, falso y mudable!
¡Ay, que por causa muero!

¡Ay, amor! glorioso infierno
y de infernales injurias,
león de celosas furias,
disfrazado de cordero.

¡Ay, amor!, pero ¿qué digo,
que conociendo quién eres,
abandonando placeres.
soy yo quien a ti te sigo?



Poema Yo, Tú, Los Árboles… de María Eugenia Caseiro



I
Yo, tú, los árboles perfectamente
juiciosos entre el día y la noche
las calles blancas largas dóciles
desatándonos
llenas de ti, llenas de mí
quitándonos el polvo.

II
Dejé de besar
de silbar al lunajero de tus pies
para que nada
interrumpa, me interrumpa
tu carrera tantas veces proscrita

Equivocadas entre sexta y nona
emigran ocasiones
llevándonos de en medio
lo que más queríamos.

III
No desentrañamos
aquellas vertientes que trajeron la sal
cuando pensabas, cuando pensaba
sembrar sembrar sembrar
eternamente
pasajeros felices, trenes novísimos
caminos, tildes, radios, señales;
dibujos olorosos a jabón, paisajes
sin límites?

y la espina en el naranjo de tu piel
doliéndole a la lluvia.
Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



Poema Y Todo Pasará de María Antonieta Le-quesne



Yo sé que hay signos que a mi vida marcan
un límite cercano…

¿La Muerte?
Pienso en ella como en la Primavera:
más ansias que cuidado…
(Pero pienso en la tumba
y siento frío, hermanos…)
…………………………………………….
…………………………………………….

Una tarde de otoño,
las flores temblarán en vuestras manos,
una vez, sus fragantes emociones
y caerán en mi tumba, con blandura
de infantiles, sangrantes corazones…

Y todo pasará…
Vendrá el crepúsculo,
tornaréis, cabizbajos, los más fieles,
?que me habréis despedido? a vuestro hogar…
pensaréis unas horas en la muerte,
y todo pasará…

Luego vendrá el invierno
y llorará la angustia
de inquietudes de siglos
en mi vieja emoción
y filtrará sus lágrimas,
sin un aromo nuevo
de manos cariñosas,
sobre mi corazón…



Poema Yo, Poeta Decadente… de Manuel Machado



Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente…,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.

Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía…

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía… No sabemos nada.
Todo es conforme y según.



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